Las estadísticas nos dicen que al menos 1 de cada 4 personas ha sufrido en algún momento un ataque de ansiedad. No es algo raro, y si no lo hemos experimentado en nuestras carnes, seguro que conocemos a varias personas que sí. Algunos van al hospital porque piensan que están sufriendo un infarto, otros consiguen calmarse al rato con ayuda externa o por sus propios medios, algunos otros se quedan preocupados por miedo a que se repita, pero lo que es invariable es la descripción que hacen de la experiencia como un momento muy desagradable donde se siente perder el control de la situación, del cuerpo y de la mente.
Un 25% de las personas han sufrido, al menos, un ataque de pánico en su vida
A los ataques de ansiedad también se les denomina ataques de pánico, y entenderéis fácilmente por qué: suponen la aparición repentina de una suma de síntomas de ansiedad muy intensos que se experimentan con gran angustia, como palpitaciones, sensación de ahogo o falta de aire, mareo o inestabilidad, dolor en el pecho, miedo a volverse loco o a morir, entumecimiento, hormigueo, sensación de irrealidad o de sentirse fuera del propio cuerpo…
Los ataques de ansiedad pueden aparecer aislados y de forma inesperada o ante situaciones estresantes y temidas
Generalmente suponen sensaciones desconcertantes para la persona, pero la realidad es que no son peligrosos, sino que son simplemente la expresión máxima de la conocida emoción de ansiedad, con la que, en mayor o menor medida, todos tenemos que lidiar. Ahora bien, cuando alguien desconoce este dato, lo normal es que cuando empieza a experimentar todas esas intensas sensaciones de ansiedad se asuste, empiece a percibirlas con todavía más intensidad y se acrecienten, formando un círculo vicioso que, por otro lado, no puede alargarse indefinidamente, porque el cuerpo se termina regulando.
Entonces, ¿qué es y qué no es un ataque de ansiedad?
Un ataque de pánico NO es:
- Estar más preocupado que de costumbre y sentir que me desbordo
- Ir acumulando tensión en el cuerpo por el estrés y la ansiedad
- Reaccionar de una forma muy intensa, con llanto y enfado, ante una mala noticia
Un ataque de pánico, según los describen los principales organismos científicos (Organización Mundial de la Salud, Asociación Americana de Psicología) es:
Un período discreto de miedo o malestar intensos que comienza súbitamente (a partir de un estado de calma o de un estado de ansiedad) y que alcanza su máximo en cuestión de minutos. Supone la presencia de mínimo 4 síntomas de entre una lista de 13:
1) Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardiaca.
2) Sudoración.
3) Temblor o sacudidas.
4) Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
5) Sensación de ahogo.
6) Dolor o molestias en el tórax.
7) Náuseas o malestar abdominal.
8) Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
9) Escalofríos o sensación de calor.
10) Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
11) Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
12) Miedo a perder el control o de “volverse loco.”
13) Miedo a morir.
Los ataques de pánico pueden darse en personas sin trastorno mental, aunque también constituyen la base de diagnósticos como el trastorno de pánico o pueden producirse en el contexto de cualquier otro trastorno de ansiedad o en otros trastornos mentales (p. ej., trastornos depresivos, trastorno por estrés postraumático, trastornos por consumo de sustancias) y en algunas afecciones médicas (p. ej., cardíacas, respiratorias, vestibulares, gastrointestinales).
En estos casos, se hace necesario acudir a un profesional de la salud mental para que realice un diagnóstico adecuado y con el que poder iniciar un tratamiento basado en la evidencia lo antes posible, para evitar que la ansiedad interfiera más y más cada vez en nuestra vida.
Y tú, ¿alguna vez has tenido un ataque de pánico? Si consideras que la ansiedad se está convirtiendo en un problema cotidiano para ti, no dudes en ponerte en contacto con nosotros para obtener más información.
